El tiempo puede ser nuestro aliado o nuestro enemigo. Es cómplice de grandes éxitos y grandes fracasos. No podemos cambiarlo, no podemos adelantarlo ni retrasarlo. Es simplemente una medida del movimiento, del movimiento del universo y de nuestras vidas. Y si tenemos tan poco control sobre él, ¿por qué posponemos?

Para los griegos de la antigüedad el valor del tiempo era tal que tenían dos palabras para describirlo y dos dioses para representar su concepción del tiempo.

El tiempo como medida del cambio, Krónos,  que se parece más al concepto que usamos en castellano y se refiere a una realidad cuantitativa. El tiempo como Kairós o “momento propicio”, de naturaleza cualitativa.  Este último era un dios semi desconocido y curiosamente es el que nos debería preocupar más a la hora de hacer negocios, emprender o cambiar nuestras vidas, pues se trata del tiempo para hacer las cosas, para atrapar las oportunidades en el momento preciso.

Y si el tiempo es una realidad que no vuelve, no controlamos ni podemos cambiar, ¿por qué posponemos? ¿por qué dejamos las cosas para más tarde o para nunca?

De lo que veo en los profesionales que acuden a mis programas, esto se debe en términos generales a:

1. Temor

Hay tres factores que nos provocan ansiedad y por lo tanto temor a la acción: falta de conocimientos, el qué dirán o el miedo a no lograr nuestros objetivos. Este temor pasa también por el perfeccionismo o por tener expectativas irreales.

2. Hábito

Los hábitos se adquieren mediante la repetición de actos. Pueden ser buenos hábitos o virtudes. Pueden ser malos hábitos o defectos.

Si nos acostumbramos a posponer porque la situación nos resulta molesta, incómoda, tensionante o desagradable, estaremos llevado nuestra voluntad en el camino equivocado y nos resultará muy difícil o imposible actuar en situaciones complejas o difíciles

3. Falta de motivación

Nos faltan motivos para la acción porque no es importante en ese momento y lo dejamos; no nos gusta lo que hay que hacer aunque sepamos que se debe hacer; no estamos seguros de los beneficios de esa acción; o nos abruman la falta de recursos o el tamaño del proyecto.

Independientemente de los motivos, al posponer siempre encontraremos una causa o buen motivo para justificarnos y tranquilizar

  • nuestra conciencia,
  • a los demás, o
  • a nuestro corazón, que nos quiere guiar hacia nuestras pasiones profundas o sueños.

¿Cómo vencer?

Si tu falta de acción es resultado de un hábito: acostúmbrate a hacer el ejercicio contrario, en lugar de aplazar, actúa. Que te resulte incómodo, molestoso o que te de pereza, no importa. Te pregunto: ¿cómo lograrás cumplir tus metas, sueños o proyectos si no tienes el hábito de aprovechar el kairós, de actuar en el momento preciso? Las oportunidades difícilmente vuelven y no puedes dejar que se vaya el tren.

El miedo es el peor consejero y siempre está presente. Cada semana entrevisto a emprendedores de todo el mundo en mi podcast y generalmente hablamos del temor (ya se ve que es una de las emociones humanas más fuertes y frecuentes). Pero también hablamos sobre los medios que pusieron para vencer y vencerse.

Adicionalmente, es importante aprender a auto motivarnos. Vida triste si esperas que el ímpetu te llegue por condiciones externas. La reflexión, la organización y el hábito son claves para darnos la gasolina que requieren nuestros proyectos.

La organización. Debemos aprender a establecer metas a corto, mediano y largo plazo. La agenda debe ser nuestra mejor amiga para dibujar nuestro MAPA de acción. Personalmente amo el papel, bolígrafo y los lápices de colores. (hasta ahora no me ha resultado ninguna agenda electrónica). El fondo detrás de este consejo, es tener una administración visual de nuestras metas y saber claramente qué pasos debemos dar para llegar a la cumbre.

Para concluir, te invito a hacer un breve ejercicio.

  • Piensa, por un lado, en qué situaciones tiendes a aplazar. Por otro lado, descubre en qué oportunidades actúas de inmediato (¡eso te motivará!).
  • Ahora pregúntate por qué dejas para más tarde las cosas: ¿por miedo? ¿falta de motivación? ¿costumbre? ¿perfeccionismo? ¿impaciencia? En esas respuestas ya tienes la solución y sabrás qué hacer.
  • Finalmente cuestiónate qué has dejado de ganar por aplazar las cosas. Si es posible dale un precio, o describe la satisfacción para tu vida o familia que has dejado en el camino.

Personalmente me ayuda pensar que la muralla china o el primer viaje al espacio no se hicieron de la noche a la mañana. Detrás había una mente preclara que tenía una meta fuerte, anclada en su mente y en su corazón. Probablemente, al inicio del proyecto, llena de temores, incertidumbre y excusas. Mira ahora el resultado, nada de eso se construyó en un día.

No podemos acelerar o detener el tiempo, pero ciertamente podemos aprovecharlo y responder a la pregunta ¿por qué posponemos?

Hola, Soy Paola, Entrenadora de Negocios y Líder Hispana en el uso de LinkedIn para negocios. Ayudo a empresarios de todo el mundo que ofrecen Servicios -coaches, consultores, asesores, agentes de cambio-, a generar más clientes y más ingresos con el poder de la red profesional más grane del mundo. Más de 400M de usuarios, 80M de ellos en el ámbito hispano, que están esperando tu propuesta de valor.

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La autora:

Paola Durán es uno de los 6 expertos en Social Selling reconocido por LinkedIn en Iberoamérica. Ella y su equipo ayudan para que las empresas consigan más clientes y mejoren su reputación digital a través del liderazgo de opinión de sus líderes y colaboradores. Trabajan con equipos comerciales y de mercadeo de PYMES.